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Con goles de Pity y Scocco, River derrotó al Xeneize y alzó victorioso la Supercopa Argentina en el estadio de Mendoza, una final como ninguna otra que tardó 42 años en hacerse realidad.

Es el 22 de diciembre de 1976, Rubén Suñé anota el gol decisivo para que el equipo de Boca gane le gane a River Plate en la final del Nacional 1976. “El gol fantasma”, así lo terminaron llamando al gol del que no se tiene registro alguno por la viveza argentina que aplicó Suñé a la hora de rematar el tiro libre que le concedió la victoria, mientras que la barrera aún se estaba armando y ni el arquero, ni incluso los fotógrafos y camarógrafos, tuvieron tiempo de reaccionar hasta que la pelota ya estaba en el arco. (El único registro es la foto que dejamos a continuación.)

Pasaron 42 años y el clásico entre Boca y River se disputo miles de veces, pero finalmente se dio una final entre estos dos titanes en el Estadio Malvinas Argentinas, en Mendoza.
El partido dio comienzo a las 21:10, un ida y vuelta en donde River demostró mayores resultados a la hora de acercarse al arco y anotando el primer gol del partido a los 18 minutos del primer tiempo.
Nacho Fernández se metió al área con la pelota pero fue detenido por Edwin Cardona, quién lo derribo y le dio a River el penal de la delantera. Ejecutado por Gonzalo Martinez, la pelota fue al lado opuesto que el arquero y el primer gol del Millonario se hizo realidad.
Aún con un gol a favor el equipo de Marcelo Gallardo no pudo estar tranquilo, Boca no dio el brazo a torcer en ningún momento, pero los remates fueron controlados por Franco Armani, el nuevo arquero de River que incluso salió del área para detener una contraofensiva de la mano de Pavon.
Finalizó el primer tiempo con 3 tarjetas amarillas de cada lado y empezó con el segundo tiempo a favor del Millonario. Un saque de esquina de Boca se convirtió en una oportunidad para contraatacar que River supo no desaprovechar, Nacho tomó la pelota y se corrió toda la cancha hasta llegar cerca del área, se la dio al Pity Martínez y este se la pasó a Ignacio Scocco que logró engancharla lo justo y necesario para darle el segundo gol a River Plate.
Patricio Loustau se encargó de arbitrar el partido y dio el pitido final que consagró a River como campeón de la Supercopa Argentina, un triunfo que supera las 66 estrellas y un “gol fantasma”.
Ahora habrá que esperar otros 42 años para ver otra final como la que se disfrutó hoy. Un clásico que paralizó a la Argentina durante 90 minutos.

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