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Tras más de 17 años quitaron las rejas de la Plaza de Mayo, fue Alberto Fernández quien le hizo el pedido a Rodríguez Larreta para comenzar su mandato sin que la Plaza de Mayo esté dividida en dos.

Allá por el 2001, las manifestaciones estaban a la orden del día, los cacerolazos se escuchaban por toda la argentina y la Plaza de Mayo era el lugar perfecto para hacerse escuchar. Fue en ese contexto de revuelta política y social que se puso por primera vez un vallado policial que cortó a la Plaza de Mayo en dos, a la altura de Defensa y Reconquista, con el objeto de mantener a los manifestantes alejados de la Casa Rosada y, que la misma, no sufra daños durante las manifestaciones.
Los años pasaron, los gobiernos también, pero las vallas quedaron. De vez en cuando se corría todo el vallado hacia los laterales de la Plaza, sobre las avenidas Rivadavia e Hipólito Yrigoyen, pero usualmente solo se dejaban algunos sectores abiertos para que los vecinos y turistas puedan circular “libremente” tanto por la plaza, como por las avenidas.
A principios del 2015, durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, se optó por soldar el vallado al suelo y no fue hasta el año pasado que finalmente las vallas fueron suplantadas por un enrejado de 3 metros de alto y 160 metros de largo, incluyendo las avenidas.
La decisión, tomada durante el gobierno de Mauricio Macri, se complementó con la puesta en valor de la Plaza de Mayo. Una obra de gran envergadura que costó unos 44 millones de pesos, incluyendo 3 millones de pesos por la instalación de las rejas que mantenían la división que poseía la Plaza de Mayo, pero permitía mantener la plaza abierta a los vecinos y turistas sin tener que correr el pesado vallado policial.
Nuevamente la división de la Plaza de Mayo fue tema de discusión, ya que el entrante presidente de Argentina, Alberto Ángel Fernández, durante una charla con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, pidió que retiraran las rejas para que “terminar con las divisiones y unir a la Argentina”.
Es por eso que durante la madrugada del 9 de diciembre se pudo visualizar como varios empleados del Gobierno porteño empezaron sus labores para desmontar las rejas y permitirle a los vecinos disfrutar nuevamente de la Plaza de Mayo sin ningún impedimento.
Lamentablemente los turistas ya no tendrán esas dos icónicas fotos que se sacaban durante su estadía en la Ciudad: una por fuera del vallado y otra pasando el mismo.

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