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Nuestro querido Carlos Ingrassia fue el orador en la Misa que se celebró para conmemorar el 134 Aniversario de Villa Urquiza, aquí sus palabras.

El 2 de octubre se cumplió un nuevo Aniversario del nacimiento de nuestro querido barrio Villa Urquiza. En la parroquia Nuestra Señora del Carmen, la Comisión Permanente Centenario, convoco a los vecinos a una misa muy emotiva celebrada por el Padre Gustavo Larumbe.
Durante la celebración Eucarística, el Sr. Carlos Ingrassia, se dirigió a los presentes haciendo una pequeña reseña de la historia de nuestro barrio:
“Recordemos entonces que hace 134 años, el 2 de octubre de 1887 era domingo y Don Francisco Seeber funda nuestro barrio con la denominación de Villa Catalinas, pues su origen se vincula a la empresa “Muelles de las Catalinas” situada en el entonces Paseo de Julio, hoy, Leandro N. Alem y Paraguay, llamada así por su vecindad con la iglesia de Santa Catalina de Siena, empresa que presidia el propio Francisco Seeber, próspero comerciante de la época que llegó a ser Intendente de la Ciudad de Buenos Aires.
Así, respaldados en documentación recopilada por la Junta de Estudios Históricos de Villa Urquiza presidida por nuestro inquieto vecino el Dr. Luis Alposta, hemos recabado algunos datos ilustrativos, como que Don Pancho Seeber compró estas tierras conocidas como Lomas Altas, ( estan a casi 40 metros sobre el nivel del mar), para llevar tierras de relleno de aquí al bajo porteño, donde estaba ese emprendimiento muelle de Las Catalinas, que eran terrenos ganados al rio. Y contrató a 120 obreros, mayormente italianos y entrerrianos, que finalmente, una vez trasladada la tierra a su nuevo destino, se aquerenciaron de este lugar y comenzaron a instalarse, sobre la base del primer plano de villa urquiza que en 1888, vale decir al año siguiente, confeccionó el arquitecto Emilio Agrelo.
Asi se generaron numerosos hornos de ladrillos con que comienzan a levantarse las primeras viviendas.
Un par de años después, el 13 de abril de 1889, se habilitó la estación Las Catalinas del ferrocarril Buenos Aires a Rosario.
Y el 3 de marzo de 1893, se inaugura la primera capilla de Nuestra Patrona, la Virgen del Carmen en este mismo solar en el que estamos ahora.
El perímetro que trazaban al sur las calles Bucarelli, Olazabal, La Pampa y Triunvirato pasó a llamarse Villa Modelo, pero por un decreto del 16 de octubre de 1901, a pedido de la población entrerriana y haciendo propicio el Centenario del nacimiento del General Justo José de Urquiza, toda esta zona tomó el nombre del que fuera primer Presidente Constitucional y así desde entonces somos Villa General Urquiza. Con límites más amplios, claro; iban entre Av. De los Constituyentes, La Pampa, Dr. Rómulo Naon, Av. Monroe, vías del ferrocarril Mitre ramal José León Suarez, Estomba, Franklin Delano Roosevelt, Tronador, Av. Congreso, San Francisco de Asis, vias del ferrocarril Mitre, ramal Bartolomé Mitre, Nuñez, Galvan, Av. Crisólogo Larralde, y Av. Gral. Paz hasta Av. Constituyentes: casi 5 kilómetros cuadrados y medio.
Cuando la Villa cumplio 100 años, se fundó una Comisión de Homenaje al Centenario de Villa Urquiza al impulso de varios vecinos, muchos de los cuales ya no están con nosotros.
Esta primera comisión que presidió Don Luis Nahin la integraban, yo diría… absolutamente todas las entidades conocidas como “Fuerzas Vivas” de Villa Urquiza: Asociación de Comerciantes, Clubes de Leones, Rotary Club, Cooperadoras escolares, clubes deportivos , juntas de jubilados, parroquias, colegios, y todo lo que se nos pueda ocurrir que reuniera vecinos. Fue tal la convocatoria que al término de los festejos, que fueron imponentes en nuestra Plaza Echeverria, esta comisión perduró en el tiempo, convirtiéndose en “Comisión Permanente” de Homenaje al Centenario de Villa Urquiza….
Y así homenajeamos hoy a quienes han pasado por ella y ya no están, especialmente aquéllos que la han presidido como el nombrado Luis Nahín, Salvador Basile, Eduardo Pugliese y el recientemente fallecido Miguel Ángel Haddad. Como asi también ilustres vecinos como el arquitecto Jorge Soule Merlo, creador de nuestro emblema barrial que se luce en las Plazas Echeverria y Jorge Casal, por quienes elevamos hoy nuestra oración por el eterno descanso de sus almas.
Ahora la Comisión Permanente de Homenaje al Centenario esta presidida por el Sr. Ricardo Bértola y en su nombre y el de todos los que la integramos, queremos agradecer la acogida que nos brindó nuestro nuevo cura párroco el Padre Gustavo y también al Padre Arturo, a los seminaristas y a toda la estructura parroquial que nos permitió este nuevo encuentro. A todos muchas gracias”
Luego finalizada la Misa, nuevamente el Sr. Carlos Ingrassia se dirigió a los presente para recordar viejas anécdotas del barrio, las cuales transcribimos a continuación:
1
LOS VECINOS TIENEN LA PALABRA

Como muchos de los aquí presentes no ignoran, tuve la oportunidad de dirigir durante casi 22 años los destinos de nuestra radio parroquial F.M.URQUIZA entre los años 1997 y 2019. y eso me permitió hacerme de algunos relatos muy apropiados para esta gesta en la que recordamos los 134 años de la fundación de nuestro barrio, y que si no los damos a conocer en oportunidades como éstas, se perderían irremediablemente.
Aprovechando que el señor nos da esta chance de llegar lúcidos a estas edades y con relativa memoria, no quiero dejar de difundir pasajes de una columna que el periódico el barrio implemento hace algunos años, que se llamó “los vecinos tienen la palabra”.
Y porque dije hace unos momentos que no debemos olvidar nuestra historia, recojo algunos de los relatos más jugosos, esperando que sean publicados por los medios gráficos que cubren este aniversario: pinta tu aldea…y pintaras el mundo….dice el refrán…
Y así, Juan Manuel Bardi, ya fallecido, dueño de un ilustre apellido fundador, escribió haber nacido en 1935, ser hijo de Carlos Bardi y Maria Inés Canicoba. Su abuelo, Manuel Canicoba muy caracterizado vecino, fundo el 8 de febrero de 1920 el primer periódico barrial de Villa Urquiza que se llamó “El Independiente” que durante muchos años cubrió, como pocos, el quehacer barrial, primero de la mano de su fundador, luego de Don Aldo CHiantaretto y finalmente de Enrique Rodriguez.
Y el propio Manuel Canicoba fue impulsor para que el 30 de agosto de 1942 se reinaugurara en la Plaza Echeverria, el monumento al General Justo Jose de Urquiza, obra de los escultores Pablo Tosto y Juan Gruden, inaugurado 5 años antes, en 1937 en Avenida Libertador y Avenida Pueyrredón. Ese día de Santa Rosa, que no llovió, hubo festejos desde la mañana con discursos, desfile, formaciones escolares y embanderamientos, que culminaron entrada la noche con cine y fuegos artificiales disparados desde la plazoleta de Bauness y Le Breton, cuando se llamaba Mar CHiquita y donde se había trasladado el mástil que se sacó de la Plaza Echeverria para poner el monumento.
La tía de Bardi, Dolores Alvarez de Ocariz fue precursora de nuestra Comisión Centenario ya que se ocupaba de organizar cuanto festejo había en Villa Urquiza.
Otro ilustre vecino, Victor Alfredo Ruggieri Ingrassia, también fallecido hace pocos meses, nos recordaba los años de pibes, en que jugaban a la pelota en la explanada de esa plazoleta que se llamó Villa Las Catalinas, donde está el mástil del que hablábamos.
Y escribe Victor que desafiaban a otros equipos de barrios vecinos, hasta que aparecía el autito de la comisaria 39 y alli salían todos corriendo a refugiarse en sus casas.
Y recuerda a amigos, también de familias fundadoras como Raul Viturro, Juan y Jose Arca, Jose Novo, Edmundo Petri, Ricardo Bertola, Jose Rebollido, el mencionado Juan Manuel Bardi y Arturo Varela, que luego le vendiera su casa al conocido locutor Carlos Beillard.
Y a propósito de Carlos Beillard, también escribió que llego al barrio en 1976 proveniente de Palermo y se afincó en la casa donde vivía Varela sobre Triunvirato, casi frente al mástil, y Beillard nos cuenta su romance con Villa Urquiza donde vio crecer a su familia, arraigándose al ritmo de esta nueva sociedad que le abrió sus puertas y lo conquisto para siempre.
Y no puedo dejar de mencionar en este recuerdo a la pensión de Doña Esperanza, muy ligada a nuestra parroquia.
Esta es una estampa debida a la evocación de otro ilustre vecino ya fallecido que se llamó Carlos Pio Molina, “ el Coco Molina” (así le decíamos) con quien fuimos compañeros de primaria en la escuela Juana Manuela Gorriti y éramos socios del Círculo General Urquiza.
También el Coco fue un gran colaborador de nuestra radio parroquial F.M .URQUIZA.
De aguda y sensible pluma, Molina escribió que quizá no haya sueño más grande en la vida que el del regreso a los recuerdos. siempre planeé estar volviendo a la casona de mi abuela, aquí en la otra cuadra, Cullen al 5.200, y encontrar las bolitas en el hoyo, al lado de la higuera. A mirar el gallinero, el fondo, el ciruelo, la piecita de Don Julio y de Juan, el cocinero. El sauce llorón de la pensión que sostenía aquel viejo tablón en el que me hamacaba…
Volver a la Gorriti para sentir el olor a tiza, ese que no se encuentra en ninguna parte, y al salir para regresar a casa, pedirle a la torre de la iglesia del Carmen que me cuente algo de la rica historia de aquella vieja casona, de ambientes grandes y puerta cancel abriendose al ayer…allá por el año 1949 en que yo tenia 10 años. y cuando habia procesion de la Virgen del Carmen, se paraban frente a la ventana de la pensión un instante para bendecir la casa y saludar a Doña Esperanza, que era quien les cocinaba a los curas todos los días en la pensión y yo les llevaba la vianda hasta la casa parroquial – la pensión de Doña Esperanza, mi abuela que me invito a compartir la magia del inicio de un sueño infinito. y me decía…”fueron ustedes los que me demostraron que mi esperanza tiene las raices mas solidas”… ese era el Coco Molina….
“Y deje para el final mis propios recuerdos… al haber nacido aquí enfrente, sobre triunvirato, donde está la imprenta.
Mi papa tenía un negocio de fotografía donde la gente registraba todos los acontecimientos familiares. local fundado en 1935, 3 años antes de que yo naciera, se llamó “Estudio Fotografico Victor Ingrassia, el fotógrafo de Urquiza, frente a la iglesia”.

Viviamos en la trastienda del local con mis 4 hermanos mayores que yo , mi mama, Pepita, que atendia el negocio y aprendia a coser en la Singer de Monroe y mi papa sacaba las fotos, las revelaba hasta altas horas de la noche y las procesaba . Me cuentan que cuando nací era domingo y jugaban por primera vez en el monumental River y Boca. Mi viejo era fana de River y había ido a la cancha. Perdimos 2 a 1. (espero que mañana no se repita). cuando volvió, al rato yo estaba viniendo al mundo.
Y cómo era entonces triunvirato? de adoquines, claro, pero en el centro las vías del tranvía estaban sobre tierra y pasto, con columnas al medio sosteniendo el cable eléctrico de alimentación del troley. Algunas líneas seguían por Bebedero, hoy Rivera, y otras doblaban por Triunvirato para el lado de Chacarita.
Al lado de la fotografía para el lado de la plaza donde jugábamos a la pelota, estaba el bazar Alemán que daba la vuelta por Bebedero y lindaba con la casa del Dr. Mamana. Luego venía la peluquería de Don Ángel Consoli y el recreo El Aeroplano Park de Don Carlos Zala que atendían sus hijos Tito, Virgilio, Juancito y Haydee y tenía 2 canchas de bochas, un juego del sapo y se jugaba a las cartas.
Volviendo a Triunvirato, para el lado de la estación, pegado a la fotografía estaba la peluquería de damas de Don Antonio la Bruna, la tienda La Babilonia que luego se transformó en Tienda Libertador de Elias Azrak, el bar Alemán, que más tarde se llamó el Viejo Viena, la clínica de muñecas, la florería y la librería atendida por las gordas, seguida del terreno baldío con el palomar del zapatero Don Antonio que desembocaba en la calle Cullen, calle de tierra donde también jugábamos a la pelota y sobre la que estaba la panadería con un gran horno y allí mi mamá llevaba a cocinar el asado de los domingos.
Enfrente, sobre Cullen, la Gorriti, mi escuela primaria y cruzando Triunvirato, estaba la Iglesia del Carmen con el padre Ruano, primer párroco que yo conocí y fue mi segundo hogar. Al lado se levantaba, como ahora, el Colegio de la Conservación de la Fe, donde hice mi jardín de infantes, otro negocio de fotografía de un tal Vitorgan, que le hacía competencia a mi viejo, y le seguía hasta dar vuelta la esquina una vieja construcción que estuvo mucho tiempo parada que era lo que hoy es el colegio Reconquista, primer secundario de Villa Urquiza que tiene su propia historia que se las cuento en dos palabras.
Al concluirse la obra, que duro muchos años, se leía en su frente “Escuela Horacio Mann” pues ese edificio se creó para trasladar a la escuela primaria que funcionaba en Blanco Encalada entre Colodrero y Pacheco que se llamaba así, Horacio Mann y funcionaba en una vieja casona que se venía abajo. 5
Era el año 1945…cuando asume el gobierno peronista y el entonces director de la escuela Gorriti, profesor Ernesto Pietrani, un gran maestro muy estimado por su capacidad, y a la vez muy vinculado al peronismo, fue promovido al cargo de Secretario de Educación Primaria de la Nación y desde ese puesto, movió los hilos para que lo que debía ser la Escuela Primaria Horacio Mann, fuese el primer Colegio Nacional de Villa Urquiza, nº 12 Reconquista, por la mañana, y Liceo de Señoritas Cornelio Saavedra por la tarde y Nacional Rawson por la noche.
Y guardé para el final otro exclusivo momento de Villa Urquiza que significó la visita a nuestro barrio y a nuestra Parroquia del Carmen de un Presidente de la Nación en funciones: el doctor Arturo Frondizi.
Fue en julio de 1960, cuando era cura párroco el Padre Carlos Horacio Ponce de León, que luego fuera promovido a Obispo de San Nicolás y que falleció trágicamente en un accidente automovilístico de oscuras circunstancias, en la ruta, en épocas de la dictadura militar.
Pero volvamos a cuando el Dr. Frondizi se apersonó con su comitiva oficial a nuestra parroquia para colocar a la Virgen del Carmen su banda de “Generala del Ejercito de los Andes”, ese honor con que la había honrado el General Don Jose de San Martin antes de su gesta emancipadora. Fue una fiesta memorable con ceremonial de primera, gran palco oficial techado, caminos de alfombras rojas, calles ornamentadas con banderas argentinas y papales, banda y desfile militar, todo Triunvirato cortado con las escuelas reunidas en una soleada mañana y una jornada de la que, quienes fuimos testigos, jamás olvidaremos.
Estampas de nuestra Villa Urquiza que hoy, crecida al ritmo del progreso, va perdiendo gradualmente esa impronta de barrio aldeano que algunos empedernidos nostálgicos insistimos en que no se olvide y perdure en el tiempo para que Villa Urquiza, como dice nuestro emblema, continue siendo…. UNA GRAN FAMILIA.
Carlos Ingrassia 

 

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